Venecia se prepara para el Carnaval, uno de sus grandes momentos del año. Las autoridades de la ciudad han anunciado la puesta en marcha un nuevo sistema de vigilancia y conteo de turistas, mediante sensores y cámaras instalados en las calles más concurridas.
En total hay 34 cámaras repartidas por los puntos estratégicos de la ciudad, colocadas en círculos concéntricos alrededor de los destinos favorecidos por los principales flujos turísticos. Usando wifi, el sistema envía datos a una sala de control cada cinco segundos sobre la cantidad de personas presentes, cómo de rápido se mueven y en qué dirección.
El objetivo es comprender “de dónde vienen los visitantes, cuánto tiempo permanecen en la ciudad y distinguir a los turistas de los que viajan diariamente” y así analizar las tendencias en los lugares donde podrían ocurrir cambios en los flujos.
El sistema respeta la privacidad pues no monitoriza las caras. En cambio los sensores sí interactúan con los teléfonos móviles para averiguar de dónde venían las personas.
Una tasa por entrar a la ciudad
Esta medida se suma al cobro de un impuesto por entrar a la ciudad, que entrará en vigor a partir del próximo verano. La tasa variará en función del momento del año y la demanda de visitantes que tenga la ciudad.
Además, Venecia planea también introducir límites en el número de propiedades que se utilizan como alojamiento. Además de restringir el número de visitantes, esta medida tiene como objetivo frenar la despoblación de Venecia, ya que los alquileres turísticos han obligado a los residentes a abandonar el centro de la ciudad.