Globalia

Portugal: bacalao, pasteles de Belem y mucho más

La gastronomía portuguesa es realmente rica en producto y en oferta, a pesar de que el Bacalao y los Pasteles de Belem ganan fama por encima del resto.

Cuando uno llega a Portugal y se deja imbuir por el espíritu acogedor de sus gentes y su gastronomía tradicional, empieza a ser consciente del maravilloso país en el que se encuentra. Una alimentación basada en pescado como consecuencia de sus más de mil setecientos kilómetros de costa y que tiene al bacalao como uno de los grandes protagonistas. En sus múltiples formas de cocinarlo, ya sea a la manera tradicional o con conceptos de vanguardia.

Si hablamos de tradición pastelera, cualquiera piensa rápidamente en sus famosos pasteles de Belem. Con esa fina pasta de hojaldre, rellenos de nata y coronados de canela, hacen las delicias de miles de golosos cada día. La tienda original, la pastelería Pastéis de Belém, ubicada en el barrio lisboeta que le da nombre, llega a vender cuarenta y cinco mil unidades diarias en la época de verano. Obteniendo de este modo más del 75% de su facturación anual.

Pero si vamos más allá, si dibujamos el global de la repostería portuguesa, nos daremos cuenta del sinfín de opciones que existen para endulzar nuestro viaje.

Repostería conventual como seña de identidad

La marca diferencial de la tradición pastelera en Portugal está marcada por el trabajo que se ha llevado a cabo durante siglos en los conventos de todo el país. Recetas únicas que han ido evolucionando con el paso de los años sin perder un ápice de su sabor original. Un claro ejemplo de ello son los Pingos de Tocha, originales del monasterio de Santa Clara de Amarante y hechos a base de yema de huevo y azúcar.

Uno de los más exportados, que tiene incluso versiones en Japón, es el Pao de Ló, un bizcocho húmedo, realmente delicado y que se elabora principalmente a base de huevo. Destaca también el Pao de Rala, diferente según la región portuguesa en la que nos encontremos ya que cada una lo ha evolucionado de una forma distinta. La original se elabora a base de mazapán relleno de yema de huevo y cabello de ángel.

En este repaso de los dulces menos conocidos de la repostería en Portugal debemos destacar tres más: las Coroas da abadessa, hechas de almendras, avellanas, cabello de ángel, azúcar y yemas de huevo; las Queijadas de Sintra, muy típicas en esa zona del país y hechas a base de queso y mantequilla; y los Bolos Rochas, bolas hechas a mano de forma irregular y rellenas de pasas y fruta confitada.

Una pequeña muestra de que Portugal es mucho más que Pasteles de Belem y bacalao y de que la gastronomía de nuestro país vecino es una de las más ricas de toda Europa.

Sergio F. Núñez