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Alicante

Los cinco pueblos más bellos de Alicante

Guadalest, Bañeres de Mariola, Calpe, Altea y Villena tienen mucho que ofrecerte.

El blog de Tubillete.com nos traslada a la provincia de Alicante, que tiene mucho que ofrecernos con su patrimonio paisajístico, arquitectónico y cultural. Sin duda, Alicante ciudad es una de las ciudades más dinámicas y atractivas de España, pero las localidades de su entorno no se quedan atrás. 

En esto de los gustos (y las sensibilidades de cada uno para con la patria chica) ya se sabe… Así que esto no es ni mucho menos un ranking objetivo, sino una lista, humilde y subjetiva, que reúne algunos de los pueblos con encanto en Alicante que deberían estar en tu agenda. 

Calpe: el icono 

Empezamos fuerte con Calpe, uno de los iconos de la Costa Blanca. Se encuentra en la Marina Alta, comarca del norte de la provincia, muy cerca del cabo de la Nao. 

Sus estupendas playas, su hermosa bahía y el impresionante Peñón de Ifach no deberían ocultar el pintoresco urbanismo calpino y algunos de sus elementos más destacados: el castillo y el torreón de la Pieza por el lado militar, la Iglesia Antigua y la ermita del Salvador por el lado religioso y el Forat de la Mar por el lado civil. 

Calpe ha sabido convertirse en un destino turístico verdaderamente icónico sin perder su herencia pescadora ni descuidar su encantador casco histórico.

Altea: la joya del Mediterráneo 

Está en todas las listas, y es por algo; por la misma razón, puede llevar el sobrenombre de “la cúpula del Mediterráneo” sin ruborizarse. 

Altea, en la Marina Baja, es blanco y azul, arena y casas encaladas, mar y cielo. La iglesia del Consuelo, con sus emblemáticas cúpulas azules, y el barrio que la rodea (El Fornet) con sus impresionantes miradores no son ni mucho menos lo único que ver en Altea; están Bellaguarda, las puertas de la villa, la calle Salamanca… 

Además, la deslumbrante belleza se combina con muchas que hacer en Altea. Si debemos quedarnos con una sola, sería asistir al Castell de l’Olla, un espectáculo piroacuático único. 

Villena: historia en piedra 

Nos vamos al interior de la provincia para descubrir Villena, la capital del Alto Vinalopó, una preciosa ciudad (ojo, que lo dijo Carlos V) monumental. 

Villena destaca entre los pueblos de Alicante por su brutal patrimonio arquitectónico, fruto de una agitada historia, y su accidentado entorno montañoso.  ¿Qué ciudad puede fardar de tener dos castillos? La iglesia de Santiago es simplemente magnífica, y el Palacio Municipal no se queda atrás. Sus plazas, jardines y viviendas modernistas terminan de completar el cuadro. 

La Sierra de la Villa, el santuario de las Virtudes y el Cabezo Gordo completan un panorama que invita a pasar más de un solo día en la vieja capital del marquesado. 

Bañeres de Mariola: el pueblo ideal 

Seguimos, sin dejar el interior (en este caso la Hoya de Alcoy), con otro de los pueblos de Alicante conocido en toda España por su armoniosa estética. Hablamos de Bañeres de Mariola. 

La localidad más alta de la provincia tiene como principal atractivo un cuidado equilibro entre riquezas naturales y patrimoniales. El castillo y la iglesia de la Misericordia son los elementos centrales de un casco antiguo retorcido, llenos de escaleras y cuestas que se apiñan bajo la fortaleza. Las fuentes son el elemento estrella de las numerosas rutas senderistas que recorren el territorio. 

Los molinos, ermitas, museos y jardines que salpican el pueblo terminan de completar un paisaje rural excepcional, lleno de autenticidad y especialmente atractivo en fiestas. 

Guadalest: un nido de águilas 

Hemos dejado para el final uno de los mayores tesoros de la Marina Baja y de la provincia; se llama Guadalest y se le considera, con razón, uno de los pueblos más bonitos de España

Guadalest descolla entre los pueblos de Alicante por ofrecer al visitante una fisionomía urbanística sorprendente, muchas opciones de ocio al aire libre, una rica oferta museística y una experiencia gastronómica todavía más rica. El castillo de San José, colgado sobre una roca vertical, es el emblema de este pueblo de aires medievales. 

Rodeado por las sierras más encumbradas de Alicante y declarado Conjunto Histórico-Artístico hace medio siglo, Guadalest no deja indiferentes a quienes tienen la suerte de pisar sus calles. 

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