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Cómo pasar un fin de semana en París cumpliendo todos los clichés

La ciudad del amor tiene multitud de rincones desconocidos y llenos de magia pero, si solo vas a pasar 48 horas allí, más vale que te centres y vayas a lo seguro.

Si solo vas a pasar un fin de semana en París, tienes que optimizar tu tiempo para que no se te escape ni uno de los clichés de la ciudad. Desde Globalia.com te ayudamos a seleccionar las visitas que no puedes perderte, los paseos imprescindibles y las actividades que no pueden faltarte si tu primera toma de contacto con la capital francesa es un viaje exprés de fin de semana. ¿Tienes ya lista tu boina, tu baguette y tu camiseta de rayas?

Lo primero que tienes que seleccionar son los monumentos de visita obligada, y entre ellos tienen que estar la Torre Eiffel (puedes comprar las entradas aquí: dos billetes para subir hasta la cima cuestan 25,90€ cada uno), la catedral de Notre Dame aunque actualmente esté cerrada debido al incendio que sufrió en 2019, y el Palacio de Los Inválidos, donde está la tumba de Napoleón. Para este último, las entradas cuestan 12€. Si te sobra tiempo, recorre andando los Campos Elíseos, que acaban el el Arco del Triunfo, otra de las postales más famosas de París.

Aunque vayas con el tiempo justo, no puedes dejar de perderte por dos de los barrios con más ambiente: el barrio latino y Montmartre.

Muy cerca de la Catedral y a la orilla del Sena se encuentra el Quartier Latin, uno de los puntos de la ciudad donde se fraguó Mayo del 68. Hoy es una zona llena de terrazas y restaurantes, siendo la Rue Huchette la calle principal. Todas las guías turísticas parisinas destacan que, en comparación a los altos precios de la ciudad, este barrio es uno de los más asequibles para comer y cenar.

Otra de las zonas que no puede faltar es Montmartre, cuyas calles conocerás al dedillo si eres fan de la película ‘Amélie’. De hecho, el café donde ella trabajaba como camarera, Des deux Moulins, se puede visitar (se encuentra en el número 15 de Rue Lepic). Pero Montmartre no es solo el barrio donde una chica con flequillo intentaba encontrar el amor: también es una de las zonas más bohemias, y cuenta con dos importante atracciones turísticas.

En primer lugar, la basílica del Sagrado Corazón, que tiene una de las mejores vistas de la ciudad y, en segundo lugar, el Moulin Rouge, cabaret que sigue activo ofreciendo cada noche espectáculos llenos de champán y chicas en cancán. Vivir el Moulin Rouge en primera persona no es apto para todos los bolsillos (el pack de cena y show por persona cuesta 190€), pero si de lo que se trata es de cumplir con todos los estereotipos, es algo que no puede faltarte. Eso sí, lleva las entradas sacadas desde casa ¡porque, pese a ser carísimas, vuelan!

Compras y cafés

Si uno de los cometidos de tu viaje es irte de compras, tienes que recorrer sí o sí las principales calles comerciales: Rue Royale y Rue Saint-Honoré. La primera cuenta con boutiques de marcas francesas y tiendas tradicionales, y la segunda es el paraíso de las grandes firmas de lujo. Allí encontrarás tiendas de Hermés o Yves Saint Laurent: ya sabes, se mira pero no se toca.

Al final de Saint-Honoré se encuentra la Place Vendôme, en cuyos locales se alojan las joyerías más exclusivas y que también es uno de los escenarios de la Semana de la Moda. Y para terminar una jornada de compras (o de mirar escaparates, según hayas ahorrado), déjate deslumbrar por las Galerías Lafayette, uno de los paraísos fashionistas más famosos.

El último cliché parisino que nos queda por cumplir es el de qué comer y dónde hacerlo. París es una de las ciudades con más cafeterías del mundo, prácticamente en cada esquina tienes una. Pero si lo que quieres es visitar las más típicas, en tu lista no pueden faltar Les Deux Magots, situado en la plaza de Saint-Germain des Prés y que a lo largo de su historia ha tenido a clientes de la talla de Arthur Rimbaud o Jean-Paul Sartre; el Café de Flore, donde en los años 50 era fácil encontrarse con Boris Vian; Le Select, que ha sido el sitio favorito de, entre otros, Picasso y Hemingway y que se encuentra en Montparnasse; o el Café Procope, en el barrio latino. Es el primer café que se abrió en París: fue en 1686 y sigue en activo.

Eso sí, si solo vas a pasar un fin de semana en la ciudad, deja de lado la dieta y ríndete a los dulces clásicos: croissants, pains-au-chocolat, macarons o crêpes no pueden faltar en tu menú… ni en tus Stories.

Que no falten los museos

Para bajar las grandes dosis de mantequilla y de hidratos de carbono y, por qué no, para añadir finalmente algo de cultura a tu viaje, no puedes olvidarte de los principales museos de la capital. Tienes mucho donde elegir y poco tiempo para pasar dentro de ellos, así que selecciona con mucho mimo en cuál vas a invertir tu tiempo. El Louvre es uno de los museos más importantes del mundo: si te mueres por ver la Gioconda, saca tus entradas por 17€ aquí. Si prefieres uno con menos público (el Louvre es el más visitado del planeta), tu mejor opción será el Musée d’Orsay, dedicado a la pintura del siglo XIX. Pero si te tira más el arte moderno, no dejes de visitar el Centro Pompidou, con obras contemporáneas y clásicos de Matisse, Kandinsky, Miró o Picasso.

Esperamos que esta mini-guía rápida te haya servido de ayuda si estás planeado un viaje exprés, y recuerda: si no subes fotos postureando en la ciudad del amor, no ha ocurrido.

María Alba