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Trujillo, un destino ideal para escaparse un fin de semana

A dos horas y media de Madrid, la localidad extremeña de Trujillo puede ser una gran opción para escapar del ruido y, de paso, comer de maravilla.

Si estás pensando en escaparte un fin de semana pero no quieres un sitio excesivamente turístico, Trujillo puede ser una gran opción. Cerca de Cáceres, este pueblo extremeño tiene un montón de cosas que descubrir, y lo mejor ¡que puede recorrerse en poco tiempo! 48 horas son perfectas para conocerlo: andar por sus calles empedradas, visitar sus monumentos y disfrutar de su gastronomía. Por eso se convierte en un destino ideal para llenar de planes un fin de semana.

Empezamos nuestra ruta por Trujillo el sábado por la mañana, en en Hostal La Emilia. Allí sirven unos desayunos riquísimos e ideales para empezar nuestra ruta con fuerza. De ahí a la Plaza Mayor, que es su punto de encuentro más importante, y uno de los más fotografiados. De estilo renacentista, allí se encuentran también la estatua de Francisco Pizarro y muchos de los mejores restaurantes de la localidad.

Para una primera toma de contacto con Trujillo desde la Plaza Mayor, lo mejor es callejear sin rumbo fijo que, además de ayudarte a bajar el desayuno, hará que te familiarices mejor con el pueblo. Y si se te ha hecho tarde con el paseo, vuelve a la plaza a tomar el aperitivo en cualquiera de sus locales antes de elegir restaurante para comer. Aquí tienes una lista con los 10 mejor valorados.

Tras degustar lo más típico de Trujillo (las migas y el cabrito son sus highlights), nada de echarse la siesta ¡hay que seguir pateando! Es hora de visitar la Iglesia de Santa María la Mayor y los palacios de la Cadena, de la Conquista, de Juan Pizarro y de San Carlos. No te olvides tampoco de ir a ver el Rollo de Trujillo, en la plaza del Campillo. Desde que se construyó, en 1497, ha pasado por muchas localizaciones en el pueblo.

Si, tras tanta visita, os ha vuelto a dar hambre o el reloj marca ya una hora digna de cenar, volved a recurrir a la lista de unos párrafos más arriba y daos un segundo homenaje en otro de los muchos restaurantes de Trujillo. Mejor si tiene terraza, para contemplar las luces nocturas de la Plaza Mayor si el tiempo acompaña.

Para quien aún no quiera acabar el día, también hay un plan perfecto: una visita a La Abadía. No, no os proponemos ver un convento después de cenar, pero sí ir a este antiguo hospital de los monjes agustino reconvertido en bar de copas con varias plantas, terraza espectacular y música en vivo. Y no te preocupes por trasnochar de más: a solo cuatro minutos andando de aquí se encuentra el Parador, uno de los mejores hoteles de Trujillo.

Amanece el domingo, es día de volver, pero antes, no puedes perderte dos planes: ver el Castillo (un recorrido que puede hacerse andando desde cualquier punto del pueblo) y visitar las bodegas Habla, previa reserva.

Con todas estas actividades concentradas, es imposible no terminar el fin de semana en Trujillo con una sonrisa (nada que ver con el vino) y ganas de volver. Y para plantearte una segunda escapada… ¿qué mejor que hacerla coincidir con su feria internacional del queso?

María Alba