Catar 2022 será sin duda la edición más atípica en la historia de la Copa del Mundo de Fútbol. Salvo quizá su edición inaugural, en la que podía participar cualquier selección dispuesta a llegar a hasta Uruguay -hasta se les puso un barco, el Conte Verde-, hacía mucho que un torneo de estas características no se alejaba tanto de la tradición.
No obstante, la FIFA eligió Catar y será Catar. Aunque el torneo se ha desplazado unos meses, hasta el final del otoño, en los estadios se ha instalado un moderno sistema de aire acondicionado. Para el alojamiento se han estudiado también alternativas ingeniosas. Una de ellas es la construcción de 16 hoteles flotantes para acomodar a los visitantes. Se trata de construcciones de 72 metros de largo por 16 de ancho. Cada uno cuenta con 101 habitaciones, un restaurante y un bar. Es decir, 1.616 habitaciones en total.
La promotora inmobiliaria local Qetaifan Projects ha firmado un acuerdo de colaboración con Admares. El CEO de esta constructora, Mikael Hedberg, explica que será la primera vez que se utilizan bienes inmuebles flotantes como una solución temporal para las necesidades de alojamiento. “No requieren puertos importantes y aguas profundas, ya que su calado es significativamente menor que los grandes cruceros”, cuenta. Y tras el Mundial, podrán ubicarse en cualquier lugar costero con al menos cuatro metros de profundidad.